La autora analiza el impacto que la política cultural ha tenido en el teatro de Barcelona de 1980 a 2000. Su intención es investigar la influencia en el panorama teatral de las tres principales instituciones públicas del territorio (Generalitat, Diputació y Ajuntament), y evaluar si se trata de un papel positivo o de una actitud intervencionista que puede poner en peligro la libertad artística.