Muy pocos autores han logrado establecer un retrato tan perspicaz y pertinente de la conducta humana como Marivaux. Plasmó la realidad de los sentimientos, pulsiones e intereses humanos con una objetividad que no siempre hablaba a favor de su sexo. Y por ello, no es extraño encontrarnos ante una suerte de manifiesto feminista en la lectura de sus obras.
A través de sus comedias, Marivaux afirma que todo ser humano debería, por naturaleza, tener idénticas posibilidades puesto que, en principio, está dotado de las mismas aptitudes. Y defiende la legitimidad de ambos sexos para amar y ser amados a su conveniencia.
Las dos comedias contenidas en este volumen confluyen en el reproche del trato desigual que los usos sociales establecen para las mujeres y los hombres.