«LA MUERTE DE AGRIPINA» de Cyrano de Bergerac.
«FRANQUEZA Y TRAICIÓN» de Donatien Alphonse François de Sade.
Ateos, reivindicadores del derecho a la libertad de pensamiento, de expresión y de costumbres, sobre todo sexuales, los libertinos franceses concibieron la literatura como un laboratorio donde experimentar las pasiones humanas, y el erotismo como campo de creación artística.